Pasa el tiempo y las universidades autónomas siguen sin hacer elecciones para renovar a sus autoridades rectorales, una situación producto de varios factores en donde los intereses políticos del régimen y sus aspiraciones de controlar el espíritu rebelde y contestatario de las casas de estudio juega un rol preponderante.
El desgaste, tras casi 10 años en un cargo que originalmente duraría 4, es más que comprensible, sin embargo, doblegarse y perder la firmeza mantenida hasta ahora abriría las puertas para la aniquilación final de la Autonomía Universitaria, la cual ha sido paulatinamente debilitada con decisiones ilegales desde el gobierno nacional.