Msc. José Mejías Lobo
Editor Histórico AHULA
Encargado de la Unidad de Investigación
El pasado 13 de noviembre se conmemoraron 129 años del nacimiento del Dr. Diego Carbonell en la ciudad de Cariaco, estado Sucre. Este joven científico e intelectual fue nombrado Rector de la Universidad de Los Andes el 16 de junio de 1917 por el Presidente de la República Juan Vicente Gómez. Dirigió la Universidad desde 1917 hasta 1921 ejerciendo su gestión rectoral en un ambiente académico que apenas comenzaba a rozar los avances de la modernidad, lo cual contrastaba con su sólida formación académica adquirida en Caracas y París.
El Dr. Carbonell cursó estudios de primaria y bachillerato en Carúpano y Cumaná, estado Sucre. Se graduó de Médico Cirujano en 1910 en la Universidad Central de Venezuela. Posteriormente se traslada a la ciudad de París donde continuó estudios especiales en medicina en los Hospitales St. Antoine y el Hotel-Dieu. En Francia tuvo la fortuna de conocer a grandes intelectuales como Rubén Darío con quién estableció una estrecha amistad. Durante la primera guerra mundial prestó sus servicios a la Cruz Roja francesa. En 1916 publica su controversial libro Psicopatología de Bolívar, que causó gran revuelo y escándalo en el entorno intelectual venezolano. A su regreso a Venezuela se dirige a la ciudad de San Cristóbal y luego a Mérida para ponerse al frente de la Universidad de Los Andes.
Durante su gestión rectoral se da apertura a la Escuela de Farmacia; se instala la Escuela de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales, en la cual comenzó a funcionar el curso de Agrimensura; se reorganiza la imprenta, donde se publican interesantes obras científicas; reaparece la “Gaceta Universitaria” y se reactiva el ciclo de Conferencias Universitarias. El Rector Carbonell contribuyó igualmente con la restauración del Edificio de la Universidad, sobre todo donde funcionarían las clases y laboratorio de la Escuela de Farmacia y el departamento de la imprenta.
La ciudad de Mérida siempre fue considerada por el Dr. Carbonell como el entorno ideal para el desarrollo del intelecto. Por esta razón uno de sus más destacados logros en la Universidad fue el impulso que le dio a las Conferencias Universitarias, momento propicio para la discusión y el conocimiento. Este espacio fue nuevamente abierto por el Rector Carbonell para la disertación pública sobre temas científicos, filosóficos o literarios con la debida participación de catedráticos y estudiantes con una finalidad cultural y académica. Los ciclos de conferencias se convirtieron a partir de ese momento en actividades verdaderamente culturales. El Dr. Carbonell se distinguiría como un célebre conferencista y como el más destacado defensor de esta actividad académica tan esencial dentro de la Universidad. Igualmente incentivó la participación de las personalidades más conspicuas de la ciudad.
A comienzos de 1921, ya finalizando su gestión, el Rector Carbonell se despedía con una emotiva exposición, en la cual manifestaba: “….no me explico por qué no se ha transformado ya a Mérida en la ciudad universitaria de la República: ella debe ser la sede del pensamiento, aquí deberían venir los que desean cultivar las ciencias; aquí debían estar las escuelas prácticas porque aquí el trabajo no cansa jamás”. Siete años después el gobierno del general Juan Vicente Gómez pone en marcha un programa de reforma integral para convertir a la Universidad de Los Andes en una universidad moderna y completa similar a algunas existentes en Europa.
El Dr. Carbonell se distinguió como académico, historiador, psicólogo, biólogo, crítico, polemista. Incursionó además en los temas sociales, la literatura y la filosofía. Escribió más de 25 libros, 20 folletos y más de 30 artículos científicos, entre sus trabajos más importantes están: Escuelas de Historia en América, Psicopatología de Bolívar, Filósofos naturalistas venezolanos, De filosofía y de historia, En torno a la ciencia, Carlos Darwin naturalista y filósofo. Además de su labor como académico también se destacó en su carrera como diplomático, fue nombrado embajador de Venezuela en Brasil (1921), Bélgica (1930), Colombia (1935), Bolivia (1939) y México (1941). Murió en Caracas el 13 de junio de 1945 a la edad de 60 años.