Dr. Luis Spinetti Dini
La noche del once de noviembre último, fue solemnemente instalada, en acto al que asistieron los Rectores de las Universidades de Caracas y el Vicerrector de la del Zulia, nuestra Escuela de Humanidades, quedando así cumplido lo acordado el veinticinco de junio del año pasado por el Consejo Académico de esta Universidad. Esta creación ha sido recibida con inmenso y muy justificado júbilo no sólo por nuestra Universidad y la ciudad que la alberga, sino también por todos los medios intelectuales del país entero. Mérida ha visto así cumplido un deseo muchas veces manifestado y la Universidad de Los Andes restablecida su vieja tradición humanística. En verdad, aún sin contar con una Facultad de letras, en muchas ocasiones previstas por las leyes educacionales del país, para nuestra Universidad, en ésta ha reinado siempre un amplio espíritu humanista, una ávida sedde conocimientos intelectuales.
Releyendo los ciento ocho números de nuestra “Gaceta Universitaria” y los del “Anuario” vemos confirmado cuanto acabamos de decir: junto con trabajos referentes a cuestiones médicas o legales, encontramos una notable cantidad de otros dedicados a Filosofía, a Historia, a Bellas Artes.
Era, pues, lógico que la Universidad, en esta época de gran progreso material, volvería sus ojos y voluntad hacia ese pasado glorioso y estableciera cursos que están destinados a completar la cultura interna del hombre en una época en que casi todo destinado a satisfacer sus necesidades materiales se ha logrado. No seremos verdaderamente grandes cuando hayamos conseguido dominar la naturaleza, sino cuando consigamos dominar nuestras propias pasiones, nuestros odios, nuestra envidia. Y esto se logrará precisamente aumentando nuestro acervo intelectual para conocer mejor al hombre en lo que de él es permanente: el espíritu.
A esto tiende nuestra Escuela de Humanidades, para la cual ya se vislumbra un porvenir digno de nuestra tradición universitaria.
Desde estas líneas vayan a Profesores y Alumnos de la joven Escuela nuestros mejores votos porque la tarea que realizan en conjunto dé opimos frutos. La Historia recogerá e inscribirá en sus páginas eternas los nombres de aquellos que unieron sus esfuerzos a la pasión creadora del Rector Mármol Luzardo y del entonces Director de Cultura Universitaria, Dr. Burelli Rivas, para que tan sentido anhelo de la Universidad cristalizara en bella realidad. Y desde ahora expresamos nuestro agradecimiento al Ejecutivo Nacional, que – por medio del Ministerio de Educación – prestó su más decidido apoyo a esta idea, como también a estos grandes amigos de nuestro Instituto, que son Américo Castro, Augusto Mijares, Mariano Picón Salas y Pedro Grases.